Geografía del hambre del conocimiento

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  • 15 de Junho de 2015

sergiomascarenhasArtículo escrito por Sérgio Mascarenhas, miembro de la Academia Brasileña de Ciencias y presidente honorário de la SBPC

La evaluación del profesor Mascarenhas representa un estimulo para la linea de debates promovidos por Nethis/Fiocruz, sobre las relaciones entre desarrollo y desigualdades en la salud entre los países vis-à-vis las motivaciones e intereses que rodean las políticas y estrategias de cooperación internacional en ese campo”, afirma el coordinador del Nucleo de Estudios, José Paranaguá de Santana. Para el, el texto de Mascarenhas ayuda a interpretar la lectura del campo interdisciplinar y el debate sobre las estrategias de cooperación internacional para la valorización de la salud como derecho fundamental del hombre.

El gran brasileño Josué de Castrona histórica obra La geografia del hambre demonstró, por primera vez, la existencia del ciclocausal: hambre-subdesarrollado. En el presente siglo 21, presenciamos otro ciclo: hambre del conocimiento—
subdesarrollo también con la geografía, o mejor, como diría Castro más tarde como geopolítica, término más apropiado por ser globalmente aplicable. Hagamos algunos comentarios y paralelos comparativos necesarios involucrando parámetros esenciales para tal análisis. El hambre biológica, esencialmente nutricional, según Castro, es causa básica de la baja productividad y de otros daños al ser humano o llevando, necesariamente, a la pobreza y a la dependencia moral y cívica.

Podemos, ahora, concluir que el hambre del conocimiento es mucho más dañosa, pues priva al ser humano de los dos bienes más fundamentales: auto-consciencia y el libre albedrío. Según la visión del gran pensador Edward O.Wilson, en su obra The Meaning of Existence, esas son las características primordiales que, por medio de la evolución, llevaron al presente Homo sapiens, condenando al ser humano al hambre del conocimiento, provocando, verdadera regresión evolutiva. Otro gran pensador y cientista recibidor del premio Nobel Abdus Salam, con quien tuve la honra de colaborar en el International Center for Theoretical Physics, en Trieste, ya preveía: “Países subdesarrollados sin conocimientos están condenados a ser meros productores de productos de mano de obra barata para los países ricos”.

Cabe comentar que la función de la política de Estado (y no apenas de gobiernos transitórios) se vuelve mucho más necesaria y crucial en la cara de la complejidad y urgencia de esa situación. Cuando menciono Estado, me estoy refiriendo a la acción conjunta y virtuosa no apenas de los Tres Poderes constitucionales, pero también de las empresas y de las instituciones sociales publicas y privadas como las de las áreas de la educación, salud, economía y comunicación. Quiero resaltar también la importancia de dos factores para el desarrollo de la investigación, del desarrollo, de la innovación y de la cultura en general: la filantropía y el llamado endowment de los países centrales y prácticamente inexistentes en Brasil. Vale la pena aquí también un lema, a pesar de triste, pero, apropiado: precisamos de más filantropía y menos pilantropía.

La tremenda tasa de crecimiento de volumen de conocimiento de todas las disciplinas cientificas, tecnológicas y culturales, más que el doble en cada década, trae patentes los grandes dilemas actuales de la humanidad: desnutrición de conocimientos frente al exceso paradójico de producción del propio conocimiento. Fenómeno absolutamente único en la historia de las civilizaciones y que constituye el gran desafío del siglo 21. El desafío trae preguntas también únicas: Estaremos enfrentando algo como un fenómeno neomalthusiano, no de crecimiento explosivo de la población, pero del propio conocimiento? Y la enorme asimetría de distribución que resulta en regiones de favelas del conocimiento? Y el papel del Estado en contraposición a tal deterioración social será como simples regulador o obligatoriamente como nuevo proveedor mucho más sofisticado que el de simples educador? Y el papel de las comunicaciones como, al mismo tiempo, proveedora e inductora del marketing consumista de ese superproducto conocimiento?

Y cuales serán los critérios de seguridad para el consumo saludable y virtuoso? Caeremos en el falso dilema de los comerciantes de las dudas, como ocurrió con la defensa del tabaquismo, la negación del problema del Clima o del control sutil de la bigdata y espionaje individual? Y, hay que acordarse, que estaremos entrando en la segunda era evolutiva, en la cual alteraremos nuestros propios genomas. El incumplimiento de la base del paradigma Popper de la comprensión de la evolución de los sistemas biológicos. Donde estarán los autores del 2084 de nuestro nuevo siglo? Serán robots inteligentes o supercerebros, hombres-máquina más potentes que Deep-Blue, grande maestro do ajedrez? Que nuevos princípios filosóficos necesitaremos para la biología? Quien sobreviva verá.

Fuente: Correio Braziliense, 13 de juni.

Sérgio Mascarenhas participó del Ciclo de Debates sobre Bioética y Diplomacia y Salud Pública, los detalles están disponibles aquí e aquí.
La charla fue grabada y está disponible en este link.