Fecha de realización: 17 a 21 de marzo del 2014

El panorama mundial de la salud es caracterizado por dificultades de acceso a bienes y servicios, además de deficiencias en la calidad y efectividad de las acciones de los sistemas de salud. Esas características afectan especialmente partes de la población de los países pobres que, ademas de la carencia económica, sufren de la precariedad de los otros sectores sociales. Mismo en los países ricos, problemas de esa naturaleza afligen acentuadamente los segmentos más carentes de la sociedad, tanto aqueles que se aglomeran en las periferias urbanas como los que viven en áreas remotas o dispersas. En casi todos los países, se tornan cada día más graves las consecuencias de la incorporación no racional de innovaciones tecnológicas.

Otra característica de ese escenario en perspectiva histórica es el paradójico contraste entre las condiciones de vida de la humanidad y el avance científico, tecnológico y económico global. Tal avance profundizó la desigualdad entre aquellos que tienen acceso a los beneficios del desarrollo y aquellos que se enfrentan más con su carga.

En ese sentido, las políticas públicas de cooperación internacional de la salud deberían adoptar valores éticos imprescindibles para el desarrollo de los países, en especial donde la situación de salud revela inigualdades económicas e injusticias sociales. No obstante, la cooperación internacional refleja predominantemente intereses de ordenes diversos de los países más poderosos sobre aquellos considerados “beneficiarios” de esa ayuda externa. De ese modo, la solidaridad internacional contribuyó, paradójicamente, a la prevalencia de la pobreza y la inigualdad justamente en los lugares donde la cooperación debería contribuir para la superación de esa realidad.

En ese contexto surgió el movimiento de la cooperación Sur-Sur, como un “nuevo” paradigma que quiere la superación de esos conflictos y el fortalecimiento del Sur frente a la dependencia del Norte. A pesar de eso, la cooperación Sur’Sur puede ser tratada apenas como una estrategia o un instrumento para el acumulo no balanceado del poder de los Estados Nacionales en el sistema mundial.

La propuesta del curso va a el encuentro de la necesidad de profundizar la reflexión, entre la comunidad académica y los formuladores-ejecutadores de políticas, sobre la importancia progresiva de esos procesos en el contexto de las relaciones internacionales, particularmente donde se resaltan cuestiones bioéticas vinculadas a los métodos, operaciones y resultados de las iniciativas de cooperación entre países.