Fecha de realización:  01 al 09 de setiembre del 2014

El panorama mundial de la salud presenta evidentes desigualdades entre los países, tanto con relación a los padrones nosologicos en cuanto a la organización y efectividad de los sistemas de salud. Son problemas más dramáticos en los países pobres, afligiendo severamente a las poblaciones carentes que se juntan en las periferias urbanas o viven en áreas remotas. En todos los lugares, se tornan cada día más graves las consecuencias de la incorporación no racional de las innovaciones tecnológicas. Característica de ese escenario en perspectiva histórica es la disociación entre el avance científico, tecnológico y económico global y las desigualdades de las condiciones de vida de la humanidad, separada entre los pocos beneficiarios del desarrollo y los excluidos, que se llevan la mayoría del peso.

Sería razonable suponer que las políticas públicas de cooperación internacional adoptaran orientaciones éticas dedicadas a la superación de iniquidades económicas e injusticias sociales. No obstante, que reflejen predominantemente intereses de diversa orden de los países más desarrollados sobre los demás, receptores de esa ayuda externa, de tal modo que la solidaridad internacional contribuye, paradójicamente, para el agravamiento de las desigualdades en ese contexto.

La cooperación Sur-Sur surgió como un nuevo paradigma que ve la superación de esos conflictos y el fortalecimiento del Sur frente a la dependencia del Norte. Con todo esto, hay un riesgo de que ese enfoque se torne apenas una estrategia más o un instrumento para el acumulo desbalanceado de poder de los Estados nacionales en el sistema mundial.

La propuesta del curso es profundizar la reflexión sobre esas cuestiones, particularmente al respecto de los procesos de cooperación entre países en el área de salud, donde resaltan cuestiones bioéticas vinculadas a los métodos, operaciones y resultados de esas iniciativas.